Fluí para tí, como aquel manantial
de lecho sinuoso, con agua clara
que regó las prisas junto a la jara
y, anegó las faldas del cañaveral .

Dilatados, en un grito carnal
dos pájaros bebiendo en la alfaguara,
humectando las hojas de la jara
mecidas, en el hálito otoñal.

Un solo cuerpo, en la noche aguileña
alzó el ruiseñor, su canto divino
junto al néctar de las uvas maduras

Clamor fundido, al calor de la leña
flamea un arabesco serpentino
en un sueño blanco, sin ataduras.

Verónica ©
19.09.10
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