Ven amado mío, dame tu beso,
agita el deseo en mi cuerpo inerte,
y al fuego de tus ojos en embeleso
abraza la luna en mi dulce muerte.
Adósate a mi lado, mi travieso
amor, y apaga esta sed de tenerte,
cúbreme con tu ritmo sin receso
al tierno roce de tu sexo solerte.
Abrázate a mi soledad de río,
y navega en la oquedad de mis cauces
recalando tu sexo en mi bahía.
Exhalemos el frío escalofrío
bajo la tibia candencia de los sauces
mecidos al calor de la noche fría.
Verónica ©
18.03.11
Los papeles se invirtieron
ahora el tiempo es mi aliado,
con el canto esperanzado
ya las penas sucumbieron.
Con la brisa dominguera
hoy recibo el dulce beso,
que ya trae el embeleso
de una siesta agorera.
Como tú, no hay dulce viento
vienes con la brisa, un regalo,
y brota el sútil exhalo
con tu frenesí sediento.
De la mano caminamos
forjando nuestro destino,
y en tus ojos alucino
y en el claro nos amamos.
Ya no hay sombras en las almas
que renieguen las sonrisas,
hoy caminan sin las prisas
los latidos con las palmas.
Tus palabras hoy me hechizan
tu mirada, una caricia,
suspirando tu codicia
que en mis labios agonizan.
Perfumando madrugadas
con tu cuerpo enfebrecido,
y tu fruto enardecido
quedan voces consternadas.
Nos amamos sin prudencia
y gritamos nuestro amor,
agitándose la flor
deshojando sus esencias.
Verónica ®
