Solo, solo



Solo, acuna la sombra de su faz
dilatada, en las paredes del cuarto,
sus ojeras, se arrastran, busca paz,
en el laberinto de su antecuarto.

No sabe de rosas, mano rapáz,
repta entre delirios con sus infartos,
ronco de clamar, con su voz faláz,
deshidratado, perece en su parto.

Serpentea su canto en los infiernos,
su alma ,se perfila ardida entre brasas ,
conjura, en el llanto de sus avernos.

Ya no más, torturas con sus inviernos,
el calor a regresado a las almas
germina el beso, de los sempiternos.

Verónica ©
26.01.11
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