Dos jóvenes encinas hacen sombra a su lecho


Dos jóvenes encinas hacen sombra a su lecho
mientras el viento sopla sus últimos gemidos
agoniza la tarde, ella llora bajo su techo
con sus lágrimas secas, muriendo sus latidos.

Entre rosas y dalias, se duermen los helechos
la quietud se apodera y los cuervos hacen nidos
el verde y su esperanza, rebozan su maltrecho
corazón, surge el canto, en su boca sin sonidos.


La quietud y el silencio, son sombras al acecho
mas ella, conmovida, por los días vividos,
se refugia en el campo, recordando aquel hecho
matando su presente en destinos invertidos.


Mar adentro navega, ahogando su despecho
luchando día y noche por sus seres queridos
aunque camine por sendas y caminos estrechos
velará el eterno recuerdo del que se ha ido.

Verónica©

14.11.11

1 dejaron su eco:

jose maria criado lesmes dijo...

Hola Verónica; hay recuerdos que nos acompañan toda
la vida con la necesidad imperiosa de sacarlos al exterior, ya que ello nos reconforta.
He estado sin comentar tus poesías, no porque no haya querido sino porque no me era posible pero para que no me olvidara tengo las cuatro estaciones que oigo cada vez que abro mi blog.
Un abrazo