Llegaste hasta mi playa



Llegaste hasta mi playa de repente
envuelto en un rumor de caracolas
mientras bailaban radiante las olas,
los besos tú posabas en mi frente.

Después nada fué igual. Con sed ardiente,

busqué en tus labios nuevas amapolas,
y ensayé mis mejores carambolas
al calor de tu luz fosforescente.

Vinieron las violentas tempestades,

el tronar angustioso de las voces
derrumbó la fé, tallada en el alma.

Al saltar de mi sueño, las verdades

mostraron sus matices más feroces...
Fue un sueño. Tú no estabas. Mar en calma.


Verónica ©


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