Curadas las heridas



Curadas las heridas
se reencuentra el alma,
ya no más recaídas
soplan vientos de calma.

Exhausta siempre estaba
mirando los rosales,
sin aliento nadaba
por mares sin ojales.

Las voces resentidas
quedaron sin sus palmas
quedaron asistidas
con lloro de agripalmas.

Una mano rozó
esos labios eriales,
unos besos dejó
con pétalos nupciales.

Su sonrisa anudó
bajo sus umbrales
la alegría brotó,
con trinos de zorzales.

Verónica ©
24.01.11
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